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No sirve de nada contárselo muy pronto porque es muy pequeño para entender algo que no sea tangible. Tampoco es adecuado esperar hasta el último momento, porque al ver los cambios imaginará todo tipo de elucubraciones. Lo mejor es contárselo entre el cuarto y quinto mes de embarazo.
Quizás pensemos que una vez dicho, problema resuelto. Pero no es así, a partir de ese momento se sucederán innumerables retahílas de porqués encaminados a saciar su curiosidad. Los especialistas aconsejan dar respuestas claras, sencillas y firmes, olvidarse de la cigüeña y analogías del estilo.
No hay que preocuparse en exceso: en la mayoría de los casos, los celos no son ni tan graves ni tan duraderos como los padres pensamos. Es la forma que tiene el pequeño de expresar sus sentimientos por los cambios, y lo habitual es que desaparezcan cuando se acostumbre a ellos. Pero de momento, piensa que ese intruso ha llegado para sustituirle. Este sentimiento es normal y necesario: un niño que no expresa ningún tipo de celo, por pequeño que sea, puede que esté escondiendo algún otro problema.
El niño pasará por tres etapas antes de acoger a su nuevo hermano:
Quizás pensemos que una vez dicho, problema resuelto. Pero no es así, a partir de ese momento se sucederán innumerables retahílas de porqués encaminados a saciar su curiosidad. Los especialistas aconsejan dar respuestas claras, sencillas y firmes, olvidarse de la cigüeña y analogías del estilo.
Los celos son normales
Aunque el niño oiga que nada va a cambiar con la llegada del hermanito y que papá y mamá le van a seguir queriendo igual, su miedo a lo desconocido, a esa reorganización total de la familia provoca celos. Es una reacción natural ante una situación de pérdida de poder, de atención y de amor (o por lo menos así lo cree él).No hay que preocuparse en exceso: en la mayoría de los casos, los celos no son ni tan graves ni tan duraderos como los padres pensamos. Es la forma que tiene el pequeño de expresar sus sentimientos por los cambios, y lo habitual es que desaparezcan cuando se acostumbre a ellos. Pero de momento, piensa que ese intruso ha llegado para sustituirle. Este sentimiento es normal y necesario: un niño que no expresa ningún tipo de celo, por pequeño que sea, puede que esté escondiendo algún otro problema.
El niño pasará por tres etapas antes de acoger a su nuevo hermano:
- Protesta. Es la etapa inicial. El pequeño utilizará todo lo que tenga a mano para recuperar esa atención de los padres que antes conseguía sin ningún esfuerzo.
- Desesperación. Ante la falta de respuesta a sus demandas (su hermano sigue en casa) se desespera y puede mostrar cierta ansiedad.
- Adaptación. Por fin, el pequeño se resigna y poco a poco se va acostumbrando a la nueva situación.
Cómo se manifiesta el hermano mayor
- El comportamiento:
- Muchos usan la desobediencia, el llanto o el incordio al hermano (le quitan el chupete, le empujan...) para llamar la atención. Estas reacciones son una especie de castigo al "nuevo" y a sus propios padres.
- Pueden volverse más retraídos o tímidos: el pequeño evita el contacto con otros niños o adultos y prefiere jugar él solo. Tanto cambio le hace sentir inseguro.
- Distintas formas de regresión: pide de nuevo el chupete si ya lo había dejado, habla peor o vuelve a hacerse pis. Cree que si es como antes de que naciera el hermanito, todo volverá a la normalidad.
- La alimentación: adaptarse de golpe a la llegada de un hermano es estresante. Y ese nerviosismo causa en ocasiones trastornos de su conducta alimentaria. Puede mostrarse totalmente inapetente o comer con un ansia inusitada. En realidad no es más que otra llamada de atención, pero suele resultar más alarmante para los padres. Por suerte, este tipo de conducta no suele prolongarse en el tiempo.
- El sueño: es muy común que el estrés altere su sueño. Puede tardar en dormirse, despertarse en mitad de la noche con pesadillas o levantarse mucho antes que de costumbre. En cuanto el pequeño se adapte a la nueva rutina y a la presencia de un nuevo miembro en la familia, lo normal es que estos problemas desaparezcan solos.
Cómo reducir sus efectos
Aunque se trate de una situación transitoria, lo cierto es que los celos pueden traer de cabeza a más de un padre. Manejarlos bien ayudará al niño a adaptarse más rápido y mejor a la nueva situación.- Es fundamental no ridiculizar los sentimientos del pequeño para no hacerle sentir que ya no nos preocupamos por sus cosas. Para él son muchos cambios de pronto, hay que darle tiempo para que los vaya asimilando.
- Habrá que mantener en lo posible sus rutinas: leerle un cuento antes de dormir o salir al parque el sábado por la mañana si es lo que venía haciendo antes de la llegada del hermano.
- Será bueno ignorar sus malos comportamientos (no premiar esas llamadas de atención con nuestra preocupación o enfado) y alabar su conducta cuando nos ayude a su manera con las tareas del cuidado del hermano menor.
- Hay que sacar tiempo para dedicárselo en exclusiva (cantarle una canción mientras hacemos recados no cuenta).
- Explicarle que papá y mamá le quieren exactamente igual que antes aunque no puedan dedicarle todo su tiempo. Usa ejemplos cotidianos: si el niño tiene dos juguetes preferidos, un oso de peluche y una pelota, se le puede preguntar si cuando juega con el oso quiere decir que ya no quiere la pelota o al contrario.
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